De cómo recibir regalos del pasado

 

Estaba pasando la cuarentena como cualquier hija del espacio en mi nave con mis quehaceres cósmicos, cuando pasó eso que llevaba esperando un tiempo. 

Un mensaje.

Varios de hecho, en mi panel de control. Era él. El capitán AMR. UF. No os podéis hacer una idea de lo que me entró. Caroline se paró y todo. Dramita. 

El capitán AMR se perdió cosmos allá hace cuestión de un par de años terrestres, días arriba, días abajo. Fue un momento duro para mi y para la capitana ASG. Juntos éramos los más guays del universo (al menos del nuestro) y ahora esa triangulación estelar se había perdido. 

Imaginaros la euforía al ver un mensaje del capi AMR. Euforia y más cosas. También tristeza, sorpresa, miedo… muchas cosas juntas. Ya sabéis como funcionan las naves hipersensibles. Tuve que entrar dentro de Caroline a ajustar unos cuantos cables, así estuve un tiempo (vete tú a saber cuanto en medida terrestre). A la par que ASG y yo nos comunicábamos con AMR y nos poníamos al día.

Ha sido cosa de un parpadear. En lo que dura un suspiro ya todo ha cogido el ritmo de antes. El capitán AMR ha vuelto fortalecido de su aventura. ASG y yo también hemos crecido a lo ancho del espacio. El triángulo ha vuelto.

Estuve triste cuando AMR se fue. Mucho. Me sentía impotente pero tenía clara una cosa:que volvería. ASG también lo sabía. No sabíamos ni cuándo ni cómo. Lo echamos de menos muchas veces y lo sentíamos muy fuerte dentro de nuestro corazón.

Esta madrugada le he escrito una tesis de cómo hemos cambiado Caroline y yo durante este tiempo y le hemos mostrado los mapas de las nuevas zonas descubiertas. Le hemos hablado de las BAINIS, de los remolinos, del nuevo combustible que ahora usamos para Caroline, de las rutas espaciales previstas y del Planeta Natal. 

Son días de incertidumbre, pero como ya dije, el universo se depura y sabe volver a su equilibrio natural.

¿Seguimos, compis?

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Antigua foto de los capitanes ASG, AMR y yo en una aventurilla espacial. Os quiero.

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