De cómo adaptarse

Vamos camino de las nueve semanas terrestres confitaditas en azúcar de estrellas. ¿Sabéis qué? Lo estaba hablando con Caroline justo hace unas horas, según el tiempo en el Planeta Natal, y es que… creo que podríamos vivir así.

No sé, podríamos adaptarnos.

Seguramente estáis pensando: «es que para ti es más fácil porque tú has vivido siempre en el espacio».

Pues mirad, sí. No os voy a engañar. Haber transitado por el espacio me ha hecho amar la soledad, pero os digo una cosa: yo también echo de menos a mis padres, a mis amigos, a mi pareja… echo de menos tocar, abrazar y mirar. Sonreírles mientras hablan y te cuentan, comparten, y entonces, reir. Y esas risas se quedan para la eternidad congeladas en forma de impulso eléctrico en el espacio interior de la nave, pasan a formar parte del fondo de microondas (o se unen a ser parte de alguna onda gravitacional) en el espacio exterior, o si nos ponemos muy poéticos quizás podamos guardarlas en un tarrito de cristal ornamentado y ponerlo en una de las estanterías de nuestra biblioteca llena de tesoros.

El asunto es que he estado enfadada y triste días terrestres atrás porque creo que no somos lo suficientemente responsables, como dije en la anterior aventura. No sé, hay seres mucho menos inteligentes que saben unirse en las desgracias. Adaptarse al medio. De hecho la raza humana sigue aquí porque nuestros antepasados supieron sobrevivir. Los que supieron manejar el miedo sobrevivieron. La selección natural sigue imperando y el miedo es tan bonito cuando es miedo de verdad… 

Todos tenemos ganas de salir allá afuera, y quizá lo hagamos cuando dejemos de ser contradictorios. No del todo, porque siempre hay heridas. Eso no va a cambiar, no sería práctico. Conque entendamos que somos contradictorios, me vale. 

Seamos conscientes, Capitanes. El universo nos necesita responsables y conscientes. Y equivoquemos, claro, pero aprendamos.

¿El té confitado de las cinco?

Sí, gracias. Qué bonitas se han puesto las tardes.

WhatsApp Image 2020-04-26 at 09.30.37 (1)
Somos tantas cosas a la vez que es normal que te sientas confuso y asustado, Capitán.

Deja un comentario